martes, abril 17, 2012

Cuando la viveza del Chilenos llega hasta nuestros desempeños.



Aproximadamente a las 18:30, del día viernes 23 de marzo, del año en curso, ingresó a mi negocio el vehiculo Mazda 6 placa: CJ-GT75. Al momento de ingresar el vehículo, se procedió al protocolo de atención por  parte de uno de los funcionarios (en el momento de atención lo hizo por la parte del acompañante del vehículo) Dado lo anterior, el Sr. Luis Alberto González Jara, conductor del vehiculo, se acerco a la oficina a pagar por anticipado el servicio. Ante esto se le comunicó que: cuando estuviera listo el servicio de lavado y aspirado se pagaba el precio estipulado en pizarra. Al final el señor González insistió en pagar antes. 
Al momento de salir de la oficina, el funcionario que venia detrás del  Sr. Luis Alberto González Jara, me hace entrega de las llaves del automóvil. Pasaron aproximadamente 60 segundos y el Sr. González me comunica que se había extraviado su celular que, según él, lo tenía en el interior del vehículo.  Ante la situación, se le preguntó al funcionario la situación del caso, él  indicó que en ningún momento se subió al vehiculo e hizo la observación que  el acompañante del Sr. González aún se encontraba próximo al vehículo.
Se procedió a revisar el vehículo, con el funcionario, por todos lados sin encontrar el teléfono móvil. Acto seguido, se  ofreció un teléfono celular para que procediera  a bloquear su móvil y el señor González respondió negativamente, argumentando que: “no quería hacer atados”. Dada las características de la situación se procedió, con la venia del funcionario, al allanamiento de éste y delante del Sr. González.  Cabe destacar que el funcionario, inclusive, demostró no portar nada ni siquiera en su prenda íntima, para descartar que él  tuviera el teléfono extraviado.
Después, se le ofreció que ocupar la conexión a Internet, por medio del computador existente en la oficina para que ubicara su el Iphone 4S, ya que estos dispositivos cuentan con un Sistema de Posicionamiento Global (GPS) que incluso apagado o sin batería funciona para ser rastreada su ubicación. Nuevamente, se obtuvo una respuesta negativa por parte del Sr. González; todo esto en el transcurso de no mas de 5 minutos, luego de haber revisado al funcionario.
El funcionario fue instruido para realizar un trámite laboral fuera de las dependencias del negocio, el cual no demoro más de 5 minutos. Se le comunicó al Sr. González que llamara a investigaciones, ante lo cual, nuevamente argumentó con la misma respuesta: “no quiero armar atados”, “habla con el cabro y después me entregas el teléfono”. Si discurso hace un supuesto, aludiendo  que el que escribe y el funcionario estábamos de acuerdo con la supuesta sustracción del teléfono móvil.   Dada la situación, se procedió a llamar a la PDI por un tema de transparencia, indicándome que era el afectado el que tenía que llamar y hacer la denuncia. 
Llegaron al negocio la Srta. Detective Vanessa Espinoza Rodríguez y la Srta Inspectora Jessica Maldonado Peña, realizando el procedimiento de rigor, entrevistando a las partes participantes y por orden de la Srta. Detective Espinoza se procedió a revisar las instalaciones y camarín donde se cambian de ropa los funcionarios, no encontrando el objeto en ningún sector del negocio.
La Srta. detective sugirió que arreglamos la situación de otra forma –abuenamiento, acuerdo,  trato, alguna de estas- ante lo cual me negué rotundamente, ya que el objetivo de la presencia de la PDI era transparentar el “robo” él cual no fue posible inculpar ni al funcionario ni a mí persona, ni siquiera a ambos como cómplices que, con anterioridad ya había insinuado el Sr. González.  Además,  antes  que se retirara la PDI, una de las funcionarias me preguntó referencias del afectado, desde cuanto lo conocía, a que se dedicaba, etc, lo que me llamo la atención. 
Al retirarse el Sr. González, insistió en que hablara con el funcionario, comentando: “habla con los cabros, me recuperai el teléfono y lo dejamos ahí no mas”, ante lo cual se le dejó clarificado taxativamente que: si se asentía en su razón y con tal sugerencia (“bueno ya”) se estaba reconociendo una hipotética sustracción la que no se cometió, ya que durante todo el tiempo en que el Sr. González, su acompañante y su vehículo estuvieron dentro de las instalaciones del negocio, nunca se dio fe que existiera tal teléfono.
Señores SERNAC, al llevar 14 años en el rubro y reconocer a cabalidad los límites  y  fronteras del negocio que dirijo, puedo indicar que: el modo de proceder  del  Sr. González fue siempre peculiar y sospechoso (insistir en pagar antes de recibir el servicio a su vehículo, abandonar un objeto de labor y comunicación de alto valor y recurrir a una devolución del teléfono sin mediar más acciones) al grado que los mismos funcionarios de la PDI lo detectaron. El Smart Phone reclamado, tecnológicamente, es posible saber hoy  su ubicación – el día viernes 23 de marzo  también era posible-. Todo esto hace posible suponer que se está abusando tanto de la honorabilidad de mi persona, como dueño del Establecimiento SOQUI, y al Servicio Nacional del Consumidor SERNAC, por una inescrupulosa acción invención de hurto.
Sin más que acotar me despido.
Atte. 
Guillermo Arturo Soto Espejo
 
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